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Entre 3 y 15 días
Cuando escuchas la palabra neuromodulación, tal vez te asustes, más que nada porque desconoces su significado. En realidad no deja de ser más que la infiltración de una sustancia capaz de relajar pequeños músculos. Sobre todo aquellos que generan muchas de nuestras líneas y arrugas de expresión.
De ahí que la neuromodulación sea uno de los tratamientos de medicina estética más demandados. Aunque quizás te sorprenda saber que su uso médico es anterior. De hecho, los medicamentos neuromoduladores inicialmente fueron empleados por los oftalmólogos, quienes comprobaron que su aplicación era muy útil para corregir los espasmos musculares excesivos, espasmos que eran capaces de ocasionar problemas en nuestra vista.
También decirte que son muy seguros, ya que incluso se utilizan para mejorar la calidad de vida de los infantes que tienen algún problema de espasmos musculares y necesitan relajar musculaturas más extensas donde se requieren dosis mucho mayores que las que usamos en medicina estética y aún así sin problema alguno.
¿Quieres saber más? Lee nuestro post: ¿Qué es la neuromodulación en medicina estética?
Relajar y modular los músculos es el objetivo de este tratamiento. Como ya hemos dicho, inicialmente se usó este tipo de medicamento en la zona ocular. Y fue allí donde vieron que como fabuloso efecto secundario, estaba la desaparición de las patas de gallo. A partir de ahí se ha comprobado su utilidad para eliminar otras muchas arrugas de expresión.
Esas arrugas que a ti y a mí nos salen en la frente o en el entrecejo. Arrugas que son fruto de la gesticulación y del paso del tiempo, pero que a veces resultan feas. Por suerte, se pueden atenuar fácilmente gracias a un tratamiento de neuromodulación. Eso sí, siempre realizado por personal cualificado y productos certificados sanitariamente. Todos hemos visto verdaderos desastres en rostros que han abusado de este tipo de sustancias y tratamientos.
En mi caso, como me gusta siempre alcanzar resultados muy naturales y armónicos, tiendo a aplicar la menor cantidad posible de neuromoduladores. Creo en la máxima de que “menos es más”. Se puede lograr un rejuvenecimiento y una belleza natural sin llegar a la exageración y lo artificial.
Por otro lado, está la prudencia y la profesionalidad a la hora de aplicar las dosis oportunas, alejadas de prácticas peligrosas que convierten la relajación de un músculo en una parálisis que redunda en un aspecto poco atractivo y una inexpresividad preocupante. Por eso hay que medir mucho las dosis.
La aplicación consiste en la inyección del medicamento en los grupos musculares que nos interesan y los resultados los comenzarás a ver al tercer día. El efecto máximo se obtiene a los 15 días, momento que aprovecho para hacer una revisión por si hace falta hacer un retoquito.
Las arrugas dinámicas de frente, entrecejo y del contorno de los ojos, las conocidas como patas de gallo, aparecen por tu gesticulación. Así que si relajaré los músculos faciales y reduciré la tensión que provocan al moverse, o sea, las arrugas.
Una cosa lleva a la otra. Si reduzco tus arrugas gracias al neuromodulador, también se relaja tu mirada, desaparece el gesto de cansado y un tono más fresco ilumina tu rostro. Por no hablar de la alegría que supone quitar el tono serio y hasta enfadado de un entrecejo arrugado.
Si tratamos a tiempo tus arrugas dinámicas, también evitamos a que aparezcan antes de tiempo las arrugas estáticas. Evidente, ¿no?
Gracias a la aparición de micro-agujas, cada vez son menos molestas las infiltraciones de neuromoduladores, de hecho no solemos poner anestesia tópica para no interferir con la fuerza muscular y tener bien claras las dosis que necesita cada músculo para relajarse. Son raros los efectos secundarios. Tan solo puede aparecer un leve dolor, enrojecimiento o hinchazón en el sitio de la inyección, algún hematoma si toco un capilar, dolor de cabeza los primeros días o sensación de peso en la frente o que baje un poco la posición de las cejas. Para prevenir que ocurra esto último, tenemos puntos específicos a evitar y que tomaremos en cuenta según tu anatomía.
La primera visita es la oportunidad para que decidamos los objetivos del tratamiento, evaluemos las áreas a tratar y establezcamos un plan de tratamiento adecuado y personalizado. Lo haremos tú y yo. Cuéntame tus deseos y qué esperas conseguir, y yo te explicaré lo que realmente se logra con un tratamiento personalizado que diseñaré en exclusiva para tu rostro.